La tarde del 28 de abril de 2025, España peninsular y Portugal sufrieron un apagón eléctrico generalizado sin precedentes en la historia reciente del país. El corte dejó a millones de personas sin luz durante horas, paralizando actividades cotidianas y servicios básicos en buena parte del territorio.
Semáforos apagados, transportes detenidos y comunicaciones móviles colapsadas fueron escenas comunes, mientras las autoridades investigaban las causas de la falla eléctrica y trabajaban para restablecer el suministro. Durante cinco segundos desaparecieron repentinamente 15 gigavatios (GW) de generación eléctrica – cerca del 60% de la producción nacional en ese momento – desencadenando el colapso de la red.

Impacto económico y datos
La interrupción eléctrica supuso un parón abrupto de la actividad económica. Los datos de Red Eléctrica de España evidencian la caída: hacia las 12:35, el consumo nacional se redujo de unos 27.500 MW a apenas 15.000 MW. Esto implica que gran parte de la producción industrial, comercial y de servicios se detuvo durante varias horas.
La primera estimación apunta a que el apagón podría haber costado al menos 1.000 millones de euros a la economía española, considerando solo el parón de producción y servicios. Para ponerlo en contexto, el gran apagón de Italia en 2003 generó pérdidas superiores a 1.150 millones de euros.
En comparación, un apagón más localizado como el de Barcelona en 2007 causó daños por cerca de 60 millones de euros en una única ciudad. El evento del 28 de abril, por su escala nacional, apunta a ser uno de los mayores impactos económicos por fallo eléctrico en la historia reciente de España.
Sectores más afectados
- Industria y manufactura: plantas como Seat en Martorell y Ford en Almussafes detuvieron líneas de producción automáticamente, aplicando protocolos de parada segura. Cada hora de inactividad representa miles de unidades no fabricadas y retrasos en la cadena de suministro.
- Comercio y servicios: tiendas, supermercados y restaurantes cerraron abruptamente. Las ventas minoristas cayeron en picado, como ya ocurrió en otros apagones anteriores. Además, la caída de internet y de las redes móviles paralizó el teletrabajo y las compras online, reduciendo el tráfico de datos al 17% de lo habitual.
- Transporte: trenes, metros y aeropuertos quedaron paralizados, afectando a miles de pasajeros y provocando enormes pérdidas por retrasos, cancelaciones y reembolsos. Madrid y Barcelona, por ejemplo, quedaron sin servicio de metro y con tráfico de cercanías interrumpido durante horas.
- Servicios esenciales: aunque hospitales y servicios de emergencia activaron generadores, tuvieron que priorizar solo las intervenciones críticas, afectando otros servicios sanitarios y de protección civil.
Consecuencias y medidas futuras
El Gobierno declaró la emergencia energética en varias regiones y liberó reservas estratégicas de petróleo para garantizar el suministro básico. En los próximos días, se prevé un análisis oficial del colapso de la red y la actualización de los protocolos nacionales de respuesta
Las patronales empresariales, por su parte, reclaman mejoras en los planes de contingencia y podrían solicitar compensaciones por las pérdidas sufridas. El evento reabre también el debate sobre la necesidad de reforzar la resiliencia de la infraestructura energética española frente a fallos técnicos o ciberataques.
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