Elegir un colchón puede parecer fácil, nada más lejos de la realidad. Creer que el colchón es algo necesario pero que no aporta nada más que pasar las horas de sueño, es un error. Parece que solamente se toma atención en su elección cuando aparecen dolores y molestias. Si se cuida la elección del colchón y la almohada desde la primera vez que se compra un equipo de descanso, se evitaran estos problemas.

¿Qué debemos tener en cuenta antes de elegir el tipo de colchón?

  1. Posición en la que dormimos la mayoría del tiempo: boca arriba, boca abajo o de lado.
  2. Sensación térmica personal: si nos consideramos una persona calurosa o no.
  3. Patologías a considerar: mala circulación, dolores articulares, etc.
  4. ¿Vamos a cambiar la base con el colchón o ya tenemos la base?
  5. Si tenemos la base. ¿Qué tipo es? (rígida, de lamas).

Tipos de colchones:

Una vez hemos respondido estas preguntas ya podemos elegir la tecnología que más nos conviene. Como bien sabemos, las tecnologías en fabricación de colchones, son básicamente tres: látex (bloque de látex), viscoelástica (bloque de espuma de soporte HR y capas de espuma viscoelástica) y muelles ensacados (bloque de muelles embolsados individualmente y acolchados). Cada una ellas, tiene unas características concretas, por eso, se deben tener en cuenta una serie de consideraciones antes de elegir el colchón:

Primera: si la base dónde debe estar el colchón es de lamas (somier), las tecnologías adecuadas son: viscoelástica o látex. Si la base es rígida (canapé o base tapizada), podemos usar muelle ensacado o viscoelástica.

Segunda: si tenemos afecciones lumbares o necesitamos un mejor soporte en la zona del troco, nuestra tecnología serán los muelles ensacados (ten en cuenta que el bloque de muelles es el único que ejerce fuerza en contra de la presión que recibe). Si por el contrario necesitamos mejorar la circulación o nos molesta la presión excesiva, la tecnología escogida, será la viscoelástica.

Tercera: si te consideras una persona calurosa y te agobias enseguida con las altas temperaturas, sería mejor decantarse por el muelle ensacado. El núcleo del colchón es aire, por lo tanto, su regulación térmica es mejor y su temperatura media al contacto con nuestro cuerpo, menor.

Cuarta: no tiene que ver con la tecnología escogida.  Aquí debes tener en cuenta el exceso de presión en los puntos de contacto según la postura que adoptamos. Si duermes boca abajo o boca arriba, es más aconsejable un colchón firme. Si por el contrario duermes de lado, tu colchón deberá ser más adaptable a las formas de tu cuerpo. Además, no deberá ser muy firme, para poder clavar la cadera y el hombro, sin peligro de recibir excesiva presión o necesidad de cambiar el posicionamiento natural de la articulación. Cualquiera de las tecnologías de fabricación de colchones tiene diferentes grados de firmeza; debes tomarte tu tiempo para probar el colchón en la posición en la que duermes, concentrándote en los puntos de presión. Ten en cuenta que la presión es la única sensación que aumenta con el tiempo, crea cosquilleo, corta la circulación, entumece los músculos y, por lo tanto, crea la necesidad de moverse.

Tu colchón existe, encuéntralo.

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