Debido al actual ritmo de vida puede resultar complicado adquirir y mantener unos hábitos de alimentación saludables. Muchas personas comen pero no se nutren y esto puede dar lugar a problemas asociados con la salud, desde el hecho de sentirse constantemente cansado o hambriento por no ser capaces de extraer los nutrientes necesarios para que el cuerpo desarrolle su actividad, hasta la aparición de enfermedades ligados a una mala alimentación (obesidad, diabetes…)
Si consideras que no te estás alimentando a ti y a tu familia como es debido, te recomendamos visitar a un nutricionista para recibir atención y una dieta personalizada en base a tus necesidades y las de tu familia, de cara a adquirir unos buenos hábitos que podáis adaptar a vuestras rutinas. Con una buena base podréis aprender a conservarlos a largo plazo y prevenir o tratar problemas de salud.
No obstante, aparte de sugerir una consulta a los profesionales del sector, podemos establecer una serie de pautas que ayudan en la consecución de los objetivos para seguir las buenas pautas de alimentación propuestas:
- Toda la familia al completo en torno a la mesa
Además de tratarse de una rutina positiva en términos de comunicación familiar y el respeto entre los miembros de la familia, el hecho de comer juntos garantiza que todos los miembros se esfuercen en conjunto por acatar las normas del hogar: el respeto del plato del día, controlar las cantidades de comida, velocidad de la ingesta de alimentos...
- Cuidado con los castigos o los premios comestibles
La comida no debe ser asociada como una especie de castigo ni mucho menos como un estímulo positivo, sobre todo en lo que respecta a la educación de los más pequeños.
Por ejemplo: los niños deben interiorizar el hecho de comer verduras y pescado a diario como si fuese algo positivo y evitar a toda costa que esperen con ansia los dulces, pasta o pizza como una recompensa por portarse bien.
- No lleves a casa lo que no te quieras comer
A menudo somos conscientes de que ciertos alimentos no son saludables y deberíamos evitarlos para corregir nuestros hábitos, pero aun así volvemos a adquirirlos una y otra vez cuando vamos a hacer la compra, quizá pensando en que vamos a ser capaces de moderar su uso, pero la realidad no es así. Por tanto, resulta lógico pensar que debemos restringir al máximo la facilidad de tener al alcance estos productos poco deseables. Tan solo evitando su inclusión en la cesta de la compra estaremos reduciendo las posibilidades de que acabe siendo consumido sin control. En su lugar, siempre podremos reemplazar estos productos por alimentos más saludables.
- Combina buenas costumbres con los mejores alimentos
Debido a la globalización hemos introducido en nuestra dieta elementos que no pertenecen a ella, pero a veces se nos olvida que no todo lo adaptado tiene por qué ser negativo. Sin dejar de lado lo saludable de los alimentos típicos presentes en nuestra dieta mediterránea, en la actualidad podemos permitirnos el hecho de introducir novedades que resulten positivas para nuestra dieta. Existen productos típicos de cada país que aportan nutrientes de calidad y además resulta muy interesante el hecho de adoptar las horas de las comidas de lo que consideramos como “horario europeo” en nuestra rutina diaria.
Todos estos consejos y muchos más estarán a tu disposición por parte de un nutricionista, que se encargará de estudiar tu situación personal y la de tu familia para elaborar un plan que podáis adquirir y mantener fácilmente.
Comentarios